Queridos hermanos y hermanas: Ayer, la Cámara de Diputados de la Iglesia Episcopal estuvo de acuerdo con la Cámara de Obispos para adoptar una resolución que autoriza el uso provisional del rito "El Testimonio y la Bendición de un Pacto Permanente" a partir del 02 de diciembre, 2012, (el primer domingo de Adviento). El clero necesitará el permiso de sus obispos para ofrecer este rito, por lo que su uso puede variar de diócesis a diócesis. Muchos se molestarán o incluso se enojarán por esta decisión. Muchos otros estarán agradecidos por las nuevas oportunidades para el ministerio que serán posibles gracias a esta decisión. Y otros no tendrán sentimientos fuertes acerca de él de una manera u otra. ¿Quién se puede sorprender por estas reacciones? Después de todo, nuestra Iglesia se compone de ¡personas de "todas clases y condiciones"! Sea cual sea tu respuesta en esta decisión, ofrezco las siguientes perspectivas pastorales.
Seamos humildes:
- Condenas arrogantes de quienes están en desacuerdo contigo y gozar con malicia acerca de una decisión en la que tu punto de vista "ha ganado" no honran el evangelio o construyen comunidad entre los seguidores de Cristo. Recuerda que hemos prometido, con la ayuda de Dios, "buscar y servir a Cristo en todas las personas, amando a tu prójimo como a ti mismo," y de "respetar la dignidad de todo ser humano." Piensa en estas cosas y píde a Dios que te de una respuesta humilde.
Vamos a ser generosos:
-Actuar fuera de la suposición de que tu vecino se siente obligado a hacer observaciones sobre esta decisión lo hace por el más puro de los motivos. Incluso pueden pensar que te están haciendo un gran favor al señalar el error de las formas de aquellos con quien tú adoras. Ellos puedes creer sinceramente que esta culpa por asociación podría poner en peligro tu bienestar espiritual. Es posible que quieran ponerte en sobre aviso de que deben evitar contacto contigo con el fin de proteger su propia justicia. Escucha lo que nuestro Señor Jesucristo dice: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. El segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas. "Dios te ha dado suficiente amor para compartirlo con todos tus vecinos y todavía habrá mucho más cuando lo compartas con ellos en este contexto. ¡Puedes darte el lujo de ser generoso!
No hay que pedir disculpa:
- Nuestros vecinos, especialmente los de otras comuniones, pueden decir cosas que nos hacen estar a la defensiva, inseguros, con miedo o vergüenza. Podemos sentir que tienen una ventaja sobre nosotros en su particular comprensión de las verdades bíblicas o doctrinales. Tú puedes elegir sonreír simplemente, no decir nada, cambiar de tema, o marcharte simplemente. O, tú puedes sentir que necesitas debatir con tu vecino. Si sientes la necesidad de debatir el tema, toman tiempo para prepararte. Estudia, consulta fuentes confiables de información, usa tu mente en la mayor medida posible. Por otra parte, prepárate para sentir que has "perdido" el debate al final del mismo. Convicciones muy arraigadas, como sobre la sexualidad humana y la política, a menudo se basan en la emoción con una información superficial. Tus intentos de borrar las emociones con la lógica, probablemente no tendrán éxito. Cualquiera que sea la respuesta que elijas, no tienes que pedir disculpas por la Iglesia Episcopal, que no ha llegado a esta decisión de la noche a la mañana y sin una enorme consideración puesta en oración.
Vamos a ser misioneros:
- En general, los cristianos no somos lo mejor de nosotros cuando nos involucramos en debates bizantinos sobre las diferencias teológicas, morales, o eclesiásticas. Estamos en nuestro mejor momento cuando escuchamos juntos la Palabra de Dios, cuando nos arrodillamos juntos para ser alimentados en la Mesa de Dios, y cuando nos arremangamos las mangas para manifestar la gracia de Dios en el campo de la misión en nuestra propia puerta. Hay personas en ese campo de misión que nos están esperando para ser enviados a hacer el trabajo que Dios nos ha encomendado.
Vamos a ser inclusivos:
- Mis puntos de vista sobre el tema de la sexualidad humana, especialmente acerca de la plena inclusión de mis hermanos y hermanas gays, lesbianas, transexuales en la vida de la Iglesia, fueron modelados y han tomado forma a lo largo del tiempo. He buscado en las Escrituras, buscado la sabiduría contenida en las enseñanzas de la Iglesia a través de los siglos, considerado lo que hemos aprendido con la razón a través del tiempo, he pasado un tiempo con aquellos cuyo estilo de vida y la orientación son diferentes de los míos, escuchado a las personas cuyos puntos de vista difieren de los míos, y he orado. En cuarenta y un años de ministerio, me han pedido para bendecir uniones del mismo sexo sólo tres veces. A causa de mi respeto por los cánones de la Iglesia y mi votos de ordenación, nunca he realizado esas peticiones. Yo he obedecido a mis obispos y voy a seguir haciéndolo donde quiera que esté.
Vamos a seguir adelante:
– He oído decir por algunas personas que esta decisión marca el final de la Iglesia Episcopal. Yo prefiero creer que es el comienzo de una nueva era de oportunidad misionera de la Iglesia Episcopal. Ahora hemos añadido una nueva forma de abrir las puertas rojas a las personas que hemos marginado. Agregar esta decisión de cómo esta Iglesia en los últimos años se ha expresado al enfrentar la esclavitud, el trabajo infantil, el derecho de la mujer a votar, el racismo, la ordenación de mujeres, y una serie de otros temas para los cuales personas cuyos puntos de vista eran opuestos fueron apoyados por las escrituras y argumentos teológicos para mantener el status quo. Añadir esta decisión también a los cambios que ya hemos hecho con las enseñanzas ortodoxas de la Iglesia sobre la sexualidad humana, específicamente, lo que permite control de la natalidad y la autorización de las segundas nupcias de personas divorciadas.
Unamos nuestras manos:
- Algunos de ustedes que leen esto no estarán de acuerdo conmigo. Entiendo que hay otros en la Comunión Anglicana en otras partes del mundo que tienen problemas con estos puntos de vista. La diversidad de opiniones es normal y natural en la vida en general y en la Iglesia en particular. No hay nada que podamos hacer para cambiar eso. No puedo obligar a nadie a creer o actuar como lo hago yo. Pero podemos luchar con la conciencia tranquila para vivir una vida que encarna el amor de Dios, para que ese amor de Dios pueda hacer posible en nosotros buscar la reconciliación en todos los niveles. Nuestra unidad de esta Iglesia no es ahora ni ha sido sobre la base de que todo el mundo esta de acuerdo en todo. Nuestra unidad proviene de nuestra oración común y la búsqueda común de un mundo donde hay más justicia, paz y amor.Por lo tanto, les digo a mis hermanos y hermanas que están de acuerdo conmigo y los que no lo están, "Si tus intenciones son buenas como las mías, dame tu mano." Los cristianos pueden lograr mucho más para el reino de Dios en la tierra con nuestras manos unidas que con nuestras manos levantadas unos contra otros. Como cristianos católicos, no tenemos que estar de acuerdo en todo con el fin de "andar en el amor como Cristo nos amó."
Vamos a ser lo que decimos que somos:
- Realmente no tenemos nada que temer acerca de esta decisión. Tenemos todas las razones para alegrarnos a medida que aprendemos a vivir en las nuevas oportunidades que se presentan. Podemos mantener la cabeza en alto y con la humildad, la generosidad y sin pedir disculpas, podemos hacer más que nunca para manifestar el amor de Dios. Somos mayordomos de un trabajo importante que transforma la vida que Dios quiere realizar específicamente a través de nuestra Iglesia. ¡Somos episcopales! Y, como alguien ha señalado, no hay ningún asterisco en los letreros que dicen: "La Iglesia Episcopal te da la bienvenida!"
Atentamente,
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