Mis primeros
recuerdos de la Iglesia son de la parroquia de la Asunción en Baracoa, un
pequeño pueblo de Cuba. No recuerdo los detalles de la fe que practicaba mi
familia, pero si las escenas. La caminata cada domingo a la plaza donde estaba
la Iglesia, el olor de incienso, las procesiones de Semana Santa, la velada y
Misa de navidad. En aquel entonces, las damas usaban el velo y mi madre, a mis ojos,
siempre parecía una artista con su mantilla española. Recuerdo mi primera comunión,
una ceremonia solemne y preciosa. También, la palmada en la cara que me diera
el Arzobispo de Santiago cuando a los once años fui confirmado en la Iglesia Católica.
Con nuestra mudada a los Estados Unidos, cambio también la Iglesia donde mi familia asistía. En un mundo donde solo se hablaba inglés en la Misión Bautista encontramos el compañerismo de otros emigrantes, el poder hablar en español, y para mis hermanas y yo, los comienzos de nuestra fe. Allí se nos habló por primera vez de la necesidad de aceptar a Jesucristo, de nacer otra vez, de leer y obedecer la Biblia que era palabra de Dios. Crecimos en un ambiente saludable, aprendiendo de nuestra fe en la escuela dominical, cantábamos en el coro, hicimos amistades en el pequeño grupo de jóvenes. Por primera vez asistimos a campamentos de verano y retiros de jóvenes donde empezamos a vivir más intensamente la fe. Fue durante este tiempo en mi vida que conocí a Gigi, quien ha sido mi esposa y compañera por los últimos 30 años. Tengo buenas experiencias de mi niñez y juventud en la Iglesia Bautista, sin embargo con los tiempos vienen también los cambios.
El movimiento carismático o de renovación que en ese tiempo comenzaba a moverse entre los cristianos, también llego a nuestra familia dando un nuevo fervor a nuestra fe. Hubo muchos dentro de la comunidad Bautista que vieron esas experiencias no tanto del Espíritu sino más bien de las emociones o hasta del mismo demonio pero en nuestro círculo familiar fueron de bendición y reconciliación. En aquel entonces las controversias entre nosotros eran acerca de si se podía alabar a Dios con panderetas, o levantando las manos, que era eso de hablar en lenguas, habría una tribulación, o si la salvación se perdía o no. Ahora de pensarlo me da algo de risa, como nos complicábamos la vida con esas cosas!
Mi primera experiencia
en una comunidad de fe diferente a la de mi familia de origen fue en la
Republica Dominicana. Nos tocó vivir en este hermoso país por cinco años
durante los cuales yo termine mis estudios de medicina y nació nuestro primer
hijo. Llegar a un país nuevo nunca es fácil pero recibimos una hermosa acogida
en la Iglesia que nos quedaba más cercana, la Asamblea de Dios el Calvario. No
era igual a otras que habíamos asistido pero el amor de los hermanos y su
acogida nos hizo sentir a gusto. Todavía tenemos hermosas amistades de aquellos
tiempos y han sido tan valiosas las experiencias que tuvimos en la oración y
alabanza y la vida de fe de esa comunidad.
Sin embargo, fue en los
patios y salones de la escuela de medicina donde pudimos vivir una variedad más
completa de la fe. Allí entre
estudiantes bautistas, metodistas, menonitas, adventistas, pentecostales de
toda clase, uno que otro luterano, carismáticos, evangélicos nacionales y
miembros de varias comunidades de la renovación Católica carismática, descubrimos una gran verdad acerca de la
Iglesia de Cristo! A pesar de la gran verdad escrita por el Apostol Pablo recordandonos que; " hay un solo Dios , un solo Señor, una sola fe..." , a pesar de que nos une el amor de Dios, nos une Jesucristo y su Espíritu, son muchos los puntos de vista, ideas y preferencias entre los cristianos.
Nos reuníamos a orar todos los jueves en una que otra aula vacía o debajo de un árbol en los campos de la universidad. Cada semana variaba quien traía la meditación y con guitarras o solo a voces se alababa al Señor. Orábamos los unos por los otros y nos alentábamos a la fidelidad a Dios. Sin embargo cada cual fiel en su Iglesia local, a pesar de que a veces nos visitábamos o asistíamos juntos a conciertos, cruzadas u otros eventos. Fue para mí una experiencia formativa de mucha enseñanza. Después de aquí no pude ver a la Iglesia más solo en mi congregación local o aun la denominación a que pertenecía. Ni tampoco pude aferrarme a una teología particular! Había descubierto una diversidad de pensamientos entre los creyentes en ese entonces y a través de la historia! Que riqueza tan maravillosa la de la Iglesia del Señor.
Fue natural
para mi sentir una atracción hacia el Anglicanismo y la Iglesia Episcopal
después de terminar mis estudios de medicina. Se lo atribuyo al Señor, que nos
conoce a todos muy bien y sabe donde situar mejor a sus hijos! Llevo ya más de 20 años primero como laico, luego
diacono y sacerdote en esta Iglesia y han sido los mejores de mi vida. No digo
esto porque sea una comunidad perfecta, tal cosa no existe! Yo pudiera muy bien
enumerar los defectos de la Iglesia Episcopal, pero sus virtudes, para mí, han
sido de gran bendición!
Lo
comprehensivo de la tradición Anglicana, la amplitud en su culto, la generosidad en su metodo teologico y lo acogedor de su vision pastoral, no me han forzado ni a negar ninguna de
mis experiencias a lo largo del camino, ni a menospreciar la verdad y la
belleza en otras comunidades de fe! Me ha encantado su lema para la unidad
entre los hermanos; "...en las cosas esenciales unidad, en las no esenciales
libertad, en todo caso amor!.." De mucho beneficio y bendición me han servido
estas palabras a través de los años!
En este tiempo de mi vida, también se me hace cada vez más claro la realidad de que la Iglesia de Cristo no se limita a mi congregación, mi denominación, mi grupo favorito ni apóstol del momento! No se limita a la alabanza que prefiero, ni la teología que acojo, ni al estilo del culto que me agrada más! Comprende a todos los creyentes, aquí y allá en la presencia del Señor que han amado a Dios y le han servido en muchas épocas, congregaciones, movimientos y denominaciones. Son personas falibles, que acertaron en algunas cosas y fallaron en otras, con distintas visiones de lo que esencial para la fe, al igual que tú y yo! Son aquellos que, con la ayuda del Espíritu viven estas vidas a que hemos sido llamados, a ser hijos de Dios!
En esta
semana de unidad cristiana, recuerda que todos somos hijos del mismo Dios, que es Jesucristo el que murio por todos, que el mismo Espiritu de Dios habita en nosotros, que somos ramas de un mismo tronco, miembros de un mismo cuerpo. Ora por tus hermanos conocidos y desconocidos,
proponte no juzgar a aquellos que adoran o entienden las cosas diferentes a ti, y quizás proponte abrir tus ojos a otras
realidades en la familia de la fe.
Confieso que de vez en cuando me gusta visitar a otros hermanos y compartir su alabanza comunitaria, aunque prefiera la de mi propia congregacion! No hay mejor manera de amar a tu hermano que conociendole mejor.
Confieso que de vez en cuando me gusta visitar a otros hermanos y compartir su alabanza comunitaria, aunque prefiera la de mi propia congregacion! No hay mejor manera de amar a tu hermano que conociendole mejor.
Muchas
bendiciones
Serafin